Por: María Angélica Vildósola Basualto
Subdirectora Colegio Rauquén
Uno de los momentos más significativos y emocionantes en la vida de un docente, es cuando nos damos cuenta y asumimos que, dentro de nuestro quehacer y vocación, se enmarca una de las tareas más nobles, éticas y profundas a las que puede aspirar una persona: ser parte del proceso de educación y formación de seres humanos, entregándoles herramientas para que puedan tener una vida mejor y contribuir de forma activa a la construcción de una sociedad más justa.
Para nosotros, como profesores, es un regalo maravilloso ver lo que hemos entregado en la docencia, reflejado en nuestros ex alumnos y alumnas. Nos enorgullece profundamente reencontrarnos con ellos y ellas, y verlos desempeñarse con gran profesionalismo y honestidad en distintas áreas de la vida en comunidad, en varios rincones del país, incluso en el extranjero.
Ante la llegada de nuestros niños y niñas, se renueva en nuestros corazones ese espíritu, esa ilusión de imaginarlos cumplir cada uno de sus sueños en el curso de su proceso educativo y a lo largo de su existencia. Ese anhelo lo plasmamos, tal como lo hacían el tío Tito y la tía Elena, mientras estuvieron con nosotros, en cada “¡Buenos días, bienvenidos! ¿Cómo están?”. Y nuestra mayor recompensa es recibir los saludos cariñosos de nuestros estudiantes, sus sonrisas y abrazos.
Y cada primer día de clases nos entrega grandes sorpresas. Una de las más reconfortantes es ver a papás y mamás, que fueron nuestros chiquillos, llevando por primera vez a sus hijos e hijas a las que fueron sus salas, para que sigan la hermosa tradición de ser alumnos del Colegio Rauquén. Cada uno de esos encuentros es una demostración profunda de confianza, afecto y respaldo. Nos emociona profundamente a quienes fuimos educadores de esos apoderados que alguna vez fueron pequeños y pequeñas, que recorrieron tantas veces cada rincón de nuestro establecimiento.
También vemos llegar, con un poco de timidez y temor al principio, a decenas de niños, que llegan hasta nosotros porque sus familias han oído ya sea por sus amigos, parientes o personas de confianza, lo que significa ser parte de esta hermosa institución. A ustedes, padres y apoderados que en este 2024 por primera vez se integran a este proyecto educativo, les agradecemos que estén con nosotros y les prometemos que, cada día, entregaremos nuestro mejor esfuerzo.
¡Qué sea un gran año escolar para todos!