Profesora Stephania Salgado:
Por: Stephania Salgado.
Profesora Jefe 4° A.
“Cuando terminaba el año 2019, me comunicaron que asumiría el gran desafío de asumir una jefatura, aunque, en ese entonces no sabía qué curso sería. Hasta ese momento había realizado algunos talleres en el local de Básica y con algunos estudiantes de Enseñanza Media. Solo en febrero de 2020 supe que tendría que estar con ustedes, en ese entonces el 2°Medio A. Alcanzamos a estar muy pocos días juntos ¡Apenas nos estábamos conociendo y tuvimos que regresar a nuestros hogares por la llegada del COVID – 19!
Esos primeros meses estuvieron llenos de incertidumbre: al principio me fue muy difícil comunicarme telefónicamente (algunos apoderados habían cambiado sus números), o a través de correos electrónicos con ustedes. Recuerdo que no todos tenían mails institucionales, y me llamaron la atención algunos de sus nombres de usuarios, y a través de esos apodos me empecé a formar una impresión de cómo eran.
Cuando comenzaron las clases virtuales, no todos encendían sus cámaras, así es que no podía asociar sus nombres con sus caras. En medio de ese contexto, en 2020 logramos realizar algunas actividades, como establecer los “Apoyos Académicos”, iniciativa que consistió en que los alumnos destacados en una asignatura, apoyaron vía online, a aquellos que tenían dificultades. También realizamos algunos concursos en la hora de Consejo de Curso. Y así empezamos nuestro caminar juntos, inmersos en un continuo aprendizaje, especialmente en la construcción de confianzas y conociéndonos, poco a poco, a través de la pantalla, ante una realidad totalmente nueva.
Fue un proceso complejo intentar mantener un liderazgo como profesora jefe en pandemia, ninguno de los profesores estábamos preparados para el escenario que nos tocó enfrentar, especialmente el uso de plataformas y programas que estoy segura que ustedes, mis queridos alumnos, sabían utilizar de mejor manera que yo. Y lo sé porque varias veces conté con su ayuda y tuvieron paciencia para enseñarme. Ser estudiantes, tampoco debió ser sencillo, ya que tuvieron que adaptarse rápidamente a un escenario inédito, sin poder estar con sus compañeros ni amigos, en una edad en que socializar, compartir experiencias con otros, es fundamental. Desde mi rol, intenté transmitirles todo mi apoyo y demostrarles que podían contar conmigo, siempre con el fin de ayudarlos.
Recuerdo que uno de los primeros instantes en que empezamos a forjar lazos especiales, a sentirnos que éramos un curso, a pesar de la distancia, fue el concurso de pijamas: ¡Nos reímos mucho! Me encantó ver con qué alegría y espontaneidad modelaban sus prendas, y lo bien que lo pasamos. Ver sus caras sonrientes en la pantalla, fue maravilloso.
Otro de los momentos más especiales que compartimos, fue el viaje que hicimos a Los Queñes este año, donde escucharlos reír, ver cómo trabajaban en equipo, comprobar que se sintieron cómodos fuera de su zona de confort, reencontrándose emocionalmente con sus compañeros, fue muy hermoso. Tengo muchas imágenes de ese día guardadas en mi mente, porque lo pasaron y lo pasamos muy bien.
He aprendido mucho de mi querido 4° Medio A: a ser más tolerante; a volver a escuchar; a ser más cautelosa en mi quehacer; a detenerme a observarlos, a conocerlos; a que esta generación de jóvenes necesita que, como profesores jefes, estemos cerca de ustedes: que podemos enriquecernos gracias a la diversidad y trabajar juntos, encontrando puntos en común.
Durante estos años que llevamos juntos, quise demostrarles, con todo mi cariño, que puedo ser muy “apañadora”, muy protectora, pero a la vez, también soy exigente. Y, en los próximos años, ojalá que se acuerden de algo que les dije en más de una ocasión: que la corrección es parte de la formación.
Voy a extrañar sus muestras de cariño, como cuando nos encontramos en el pasillo y me saludan con una sonrisa; en la ternura de sus miradas; en fechas especiales; cuando me han visto cabizbaja y me han demostrado su afecto y preocupación.
Siempre los recordaré por ser apasionados, inteligentes, entregados, soñadores, por sus ganas de lograr sus propósitos, a veces un poco ansiosos frente al futuro. Y después de que participaron en este último aniversario, ¡Los vi felices!
Quiero darle las gracias, son mi primer curso, mi primera jefatura en esta ciudad. Estoy agradecida de cada momento entregado y vivido, tanto los buenos como los malos, porque todo nos sirve para aprender. Ustedes han dejado una profunda huella en mi corazón y en mi labor como profesora. Gracias por permitirme conocerlos, porque puedo decir algo bueno de cada uno de ustedes.
En el futuro sueño con verlos felices, siendo hombres y mujeres que saben lo que quieren y quiénes son; realizados en sus vidas; cumpliendo sus sueños. Así veo a todos los integrantes de mi querido 4°A.
Nunca se den por vencidos: si tienen un objetivo en mente y lo anhelan con el corazón, luchen por él. Recuerden que el dinero no es la felicidad y que ser feliz es sentirse pleno con lo que se hace, con quién uno es. Dejen hermosas huellas en las vidas de quienes se crucen en sus caminos. ¡No dejen de luchar ni de aprender!